Tras la nota de Tomás Eloy Martínez sobre Ángel Rama , "Pequeño diario de un gran hombre", descubrí el texto de aquél "Angel Rama o el Placer de la Crítica". Artículo de La Nación Los diarios de escritores son un género infrecuente. Algunos los escriben para que se los admire por sus epigramas sagaces, por frases que pretenden la inmortalidad, por la erudición que ostentan. Es el caso de autores como André Gide, que ha dejado en los diarios lo mejor de sí. Otros lo hacen para crear escándalo, sentirse vivos, llamar la atención, o dar rienda suelta a su narcisismo, como Anaïs Nin. Unos pocos para dejar testimonio de su desdicha, como Ana Frank. En Angel Rama el diario era una necesidad de las vísceras, el oxígeno de su inteligencia, la confirmación cotidiana de que la vida merece siempre ser vivida. Fragmentos de 'El Placer de la Crítica' Asumir, como lo hizo Rama, una visión según la cual ninguna esfera del conocimiento se mueve aislada de las otras esferas