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Yo entre finales de 2017 y en 2018 tenía una hipótesis: con Bad Bunny iniciaba el mal reggeatón . Tal vez Maluma era parte de la comercialización del género, mientras que J Balvin con "Energía" había creado una compilación exitosa de las posibilidades del género en cuestión de música y letras. Creo que todavía el año pasado circulaba un video en Facebook de Bad Bunny cantando sin autotune. "x100pre" es la joya que culmina la tecnología del autotune . O puesto de otro modo muy cabrón: el primer álbum formal de Bad Bunny me gusta tanto que puedo pasar por alto un principio básico de la música popular: que el artista no sepa cantar. This shit is dope.

No vi Roma , la película, en Netflix. Eso explica un detalle de mi percepción de la película. En mi primer intento por verla hace cuatro días, no pude soportarla mas que lo primeros 20 minutos. El intro me pareció lento, aunque entendía la intención estética del ritmo que ahí había por parte del director. Esa noche estaba tan cansado que decidí cortar la película. Estaba por dormirme. Días después me enteré del tuit que publicó Lilián Bañuelos sobre Roma. Fue un acto de serendipia, ya que este mes he meditado en la posibilidad de dejar Twitter por completo. A continuación mi reseña de Roma: men are trash. — Lilián Bañuelos 💚 (@Leeleean) December 15, 2018 Una de las cosas que atesoro en mi vida es el conocimiento de la crítica literaria. Leí a muchos críticos importantes, que ahora son relevantes en mi visión de mundo, tanto como las religiones orientales o los filósofos chinos. Un valor de la crítica –y aquí parece que invoco a George Steiner o a Samuel Johnson– e

Jack Ryan no es una serie de otro mundo. Es una necesidad dentro de la limitada selección que ofrece Amazon Video. De toda la primera temporada, me quedo con una frase que me taladró la conciencia desde que la escuché: No one is a true believer unless he desires for others what he desires for himself. Esta es la adaptación del mundo musulmán de la Regla de Oro.